La revolución de la ciudadanía suramericana

Eduardo J. Vior

Resumen

La entrada en vigor de los acuerdos de los países del MERCOSUR y asociados sobre la libre circulación de las personas a partir de 2009 confluyó en los años siguientes en el marco de la UNASUR con acuerdos similares de la Comunidad Andina de Naciones, creando una zona subcontinental en la que no hay impedimentos legales para la libre circulación de las personas y los grupos. Además, como todos los países signatarios de estos acuerdos han adherido con una visión sistémica e integradora a los pactos internacionales e interamericanos de derechos humanos, todo migrante está munido de todos sus derechos humanos, incluidos los políticos. En esta doble afirmación de derechos (a la libre circulación y a la pertenencia a una comunidad política organizada) confluye la tradición iberoamericana con recientes desarrollos internacionales de la teoría de los derechos políticos humanos y fundamentales.

Extrayendo lógicas consecuencias de estas implicaciones normativas y teóricas, los organismos de la integración de América del Sur han coincidido en manifestar su voluntad de establecer la ciudadanía suramericana. La proclamación de dicho estatuto a partir del reconocimiento de los derechos inalienables de las y los individuos y los grupos sociales, invierte la relación de legitimidad predominante en el mundo, ya que no es más el Estado quien tiene la prerrogativa de otorgar la ciudadanía, sino el individuo y/o el grupo quienes eligen qué Estado legitimar con el ejercicio de la ciudadanía. Sin embargo, esta decisión de los países de la UNASUR genera enormes problemas teóricos, políticos y jurídicos. En la tradición del Derecho Internacional Público, del Constitucional y de la Ciencia Política la ciudadanía se define como institución del Estado liberal y en la mayoría de los casos se la asimila con la nacionalidad. Ahora bien, en América del Sur no existe un Estado supranacional que pueda incorporar a personas y pueblos a su ciudadanía ni en el mediano plazo se dispondrá de una construcción similar. Los ciudadanos suramericanos no encuentran, entonces, un interlocutor válido para sus reclamos por derechos. Tampoco parece plausible que sus pueblos resignen sus derechos políticos ante la nueva ola neoliberal transnacionalizante que se está imponiendo en el subcontinente. Por consiguiente, para seguir construyendo la ciudadanía suramericana, debe pensarse en una articulación subcontinental de instancias democráticas a escalas variables que no obvie, pero que tampoco dependa de los poderes estatales nacionales.

Desde el punto de vista de la teoría de la revolución, entre tanto, se trata de una profundización subversiva de la democratización del subcontinente que, en tanto patrimonio de los pueblos, desborda el cauce reaccionario predominante y retoma tradiciones seculares de ejercicio del poder por la comunidad políticamente organizada.
A partir de este planteo de la cuestión en esta contribución se discutirán, en primer lugar, las condiciones teóricas e históricas de factibilidad de una ciudadanía suramericana, en segunda instancia, su inscripción dentro de un ciclo largo de revolución democrática y, en un tercer paso, la continuidad de esta revolución en las condiciones actuales de megarregionalismos disgregadores.

Palabras clave: revolución, ciudadanía suramericana, derechos humanos, Estado, pueblos

Abstract

The entry into force of the treaties of the members of MERCOSUR and its associates in relation to the free movement of persons in 2009 merged in the following years within the framework of UNASUR with similar treaties of the Comunidad Andina de Naciones (Andean Community of Nations), thus creating a subcontinental area in which there are no legal impediments for the free movement of persons and groups. Furthermore, as all the signatory nations of these treaties have agreed to a systemic and integrating vision of international and inter-American pacts on human rights, every migrant is endowed with all their human rights, including the political ones. Within this double claim of rights (to free movement and to belong to a politically organized community), the Spanish American tradition merges with recent international developments of the theory of basic political and human rights.

Drawing upon the logical consequences of these normative and theoretical implications, the organisms of regional integration have concurred in claiming their will to establish South American citizenship. The proclamation of this statute from the recognition of inalienable subjective rights of individuals and social groups subverts the predominant relation of legitimacy, as it would no longer be the State who holds the prerogative of granting citizenship, but rather the individual and/or group who choose which State they will legitimize with the enactment of their citizenship. However, this decision of the members of UNASUR generates considerable theoretical, political and legal issues. In the tradition of Public International Law, Constitutional Law and Political Science, citizenship is defined as an institution of the liberal State and in most cases, it is assimilated to nationality. Yet, in South America there is no supranational State which can incorporate persons and peoples into their citizenry, nor will there be any such construction in the near future. Hence, South American citizens cannot find a valid interlocutor for their claims of rights. Neither does it seem plausible that these peoples waiver their political rights in the context of a new neoliberal transnationalizing trend which is currently being imposed upon the South American subcontinent. Consequently, in order to continue constructing South American citizenship, it is necessary to create a subcontinental articulation of democratic instances at variable levels which would not preclude nor depend upon national state powers.

Meanwhile, from the point of view of the theory of revolution, this is all about a subversive deepening of South American democratization which, as patrimony of the peoples, exceeds the predominant reactionary channel and recovers secular traditions of the exercise of power of politically organized communities.
From the point in question, this contribution aims to discuss, firstly, the theoretical and historical conditions of the feasibility of South American citizenship; secondly, its inscription within a lengthy cycle of democratic revolution and, finally, the continuity of this revolution under the current conditions of disaggregating mega-regionalisms.

Keywords: revolution, south american citizenship, human rights, State, struggling people's

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